TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD (TDAH):

¿HAY TANTOS COMO SE DIAGNOSTICAN???

Hoy en día, parece que se ha puesto en boga el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Da la sensación, de que a cualquier niño medianamente inquieto, se le mira sospechosamente. ¿Es cierto que estamos entrando en un aumento significativo de niños con TDAH o que por el contrario hay un sobrediagnóstico de dicho trastorno?

Es curioso comparar la cifra de diagnosticados en distintos países y visualizar la enorme variabilidad existente. Mientras que en Estados Unidos hay un 9% de la población escolar diagnosticada de TDAH, en España ronda el 3% y en Francia apenas el 0’5%.

¿A qué se deben estas diferencias?

La diferencia fundamental estriba en el origen qué se establece del trastorno. En USA, se establece como diagnóstico un factor exclusivamente biológico, un desequilibrio químico del cerebro. Los tratamientos por tanto, también son tratamientos biológicos con psicoestimulantes como el Ritalín y Aderal.

Los psiquiatras franceses, al contrario de los norteamericanos, buscan las causas psicosociales y situacionales como factores desencadenantes de las conductas típicas del TDAH. Esta diferencia de enfoque, hace que en Francia, en lugar de tratar los problemas  de comportamiento típicos del TDAH con medicamentos, se centren en el contexto social del niño fomentando el uso de tratamientos con psicoterapia. En este sentido, en la medida en que se encuentra y busca solución  a los problemas del contexto social del niño, un menor número de niños es diagnosticado de TDAH.

¿Pero,  qué implica realmente un trastorno por TDAH?

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad, es un síndrome que comienza en la infancia y que se caracteriza por: deficiencias atencionales, impulsividad y un exceso de grado de actividad. Los síntomas deben mantenerse a lo largo del tiempo y en distintas situaciones y contextos. Los desajustes que se producen en la conducta del niño deben ser clínicamente significativos y manifestarse al menos en dos contextos diferentes (Ej: en la escuela y en casa). Las manifestaciones se detectan con claridad entre los 6 y los 9 años y se incrementan con la edad excepto la inquietud motora que tiende a descender.

Existen 3 subtipos: uno predominantemente inatento, otro en el que predomina la hiperactividad e impulsividad y el subtipo combinado.

El 1º  subtipo, el de los inatentos, presentan problemas de tipo atencional, pero no manifiesta comportamientos disruptivos. Se portan bien y guardan silencio, por lo que suelen pasar desapercibidos en el aula.

El subtipo hiperactivo-disruptivo, no suele presentar problemas atencionales y su excesiva actividad motriz tiende a suavizarse a medida que el niño crece. En la adolescencia y etapa adulta esa excesiva actividad se transforma en sentimientos subjetivos de inquietud.

El subtipo combinado son los que plantean sin lugar a dudas una problemática de mayor severidad. Sus déficits afectan negativamente tanto al comportamiento  como al aprendizaje. Si no reciben el tratamiento adecuado, son los que tienen el mayor riesgo de experimentar dificultades en el ajuste sociopersonal futuro.

¿Cuál es el origen del TDAH?

En cuanto a las causas, lo que avalan las investigaciones, es que se trata de un trastorno neurobiológico ocasionado por una amplia variedad de factores biológicos y hereditarios. Por una parte se ha demostrado un funcionamiento defectuoso del lóbulo frontal y ganglios basales. Estas regiones cerebrales son las encargadas de regular la inhibición de las conductas inapropiadas y el autocontrol. Por  otra parte, se ha constatado una disfunción química, que hace que los niños hiperactivos tengan menores niveles de dopamina que los niños sin dicho trastorno en esas regiones cerebrales. Estos déficits de funcionamiento cerebral y el menor nivel  de dopamina de los niños con TDAH,  conlleva a una mayor dificultad por parte de estos niños para prestar atención a los estímulos relevantes y para controlar las respuestas inapropiadas.

En  lo que respecta al componente genético, se ha encontrado que entre un 55 y un 91%  de los niños hiperactivos han heredado el trastorno.

En lo relacionado a las variables ambientales, parece ser que no desempeñan un rol causal, pero influyen decisivamente en su desarrollo y severidad ya que pueden aumentar o disminuir la vulnerabilidad de un niño a la hiperactividad.

Cuestiones como el pobre ejercicio de la paternidad, el estrés psicosocial de las familias, patología de los padres,… contribuyen significativamente al desarrollo y pronóstico de los problemas  interpersonales y  de conducta que experimentan los niños hiperactivos.

Conclusiones:

El niño que presenta un trastorno por déficit de atención con hiperactividad, se comporta de la forma en que lo hace porque tiene unas dificultades previas que condicionan su comportamiento. Le cuesta más autorregularse y por ello puede presentar un mayor número de conductas molestas o inadecuadas, le cuesta más prestar atención y ello hace que los estudios se conviertan en una tarea más difícil y tediosa, ….Enfadarnos con ellos, etiquetarles como “vagos, perezosos, malos, desobedientes,…” no soluciona el problema, sino al contrario lo  agrava más aún. Es fundamental que estos niños reciban el tratamiento adecuado y que sus familias aprendan respuestas positivas que disminuyan la severidad de los síntomas hiperactivos y creen un clima adecuado para el óptimo desarrollo de estos pequeños. Si no fuera así, los niños con TDAH podrán llegar a desarrollar importantes problemas en el ámbito personal, escolar, familiar y social.

El sauzal a 8 de Septiembre de 2016

Eguzky Gaztañaga Kobeaga